Abril 21

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

SALMO 127:1  ESPERANZA PARA EL MATRIMONIO: CONSTRUYENDO LA RELACIÓN COMO DIOS QUIERE

“Los edificios grandes y fuertes no se construyen poco a poco y solo adquiriendo experiencia. Se necesitan profesionales que se han preparado y utilizar los materiales apropiados. Para construir el matrimonio conforme al diseño que Dios tuvo para su creación se necesita sabia preparación.”

Es un serio error tratar de construir nuestra relación matrimonial siguiendo nuestras ideas, las ideas de nuestro cónyuge en vez de lo que Dios exige de la relación matrimonial de todos sus hijos. Recuerde que usted está construyendo una relación que debe ser la más importante relación de toda su vida. Ni los hijos, ni los padres tienen el derecho de establecer sus propias leyes pues todos debemos estar sujetos a nuestro Dios. Después de la relación que tuvo con sus padres como soltero, ahora como casado y después de su relación con Dios su más alta prioridad debe ser el Dios que amamos y que odia la maldad.

Si desea comprender como desarrollar una relación conyugal de la forma que Dios demanda ponga atención al siguiente principio:

"Construimos sabiamente la relación matrimonial cuando ambos cónyuges estamos convencidos que debemos ser lo que Dios exige y no lo que nosotros o nuestro cónyuge demandamos, deseamos o esperamos."

Nuestra vida no debe depender de cómo elija vivir su vida nuestro cónyuge. Nosotros podemos vivir una vida extraordinaria pero para tener un buen matrimonio se necesita que ambos cónyuges estén comprometidos a ser lo que Dios demanda que sean. Si lo hermoso o terrible de su día depende de la actitud con que eligió levantarse su cónyuge, vivirá decepcionado. No se puede vivir con alegría y seguridad viviendo la vida de otro. Nunca vea la vida a través de los ojos de otro ni permita ser influenciado por lo que elige otro.

Todos buscamos la forma que los demás hagan lo que nosotros queremos y batallamos cuando ellos quieren que nosotros hagamos lo que ellos quieren, pero no es posible tener un matrimonio como Dios exige con esa actitud. Ningún cónyuge debe hacer lo que el otro cónyuge quiere y exige, ambos cónyuges deben asegurarse de que están haciendo lo que Dios quiere que hagan. Ningún cónyuge debe ser testarudo y querer ser lo que desea y actuar como le gusta e ignorar las órdenes y mandamientos divinos. Nuestra obligación es construir nuestras vidas de acuerdo con lo que Dios exige porque solo así podemos ser una contribución y un apoyo para el cónyuge que realmente desea construir su vida sabiamente.

Todos buscamos la manera de decir no al comportamiento que “no” nos agrada de nuestro cónyuge, pero pocos determinan decir “no” a sus propios comportamientos erróneos. Nos encanta poner límites a otros para que ellos cambien, en vez de cambiar nosotros aprendiendo a poner límites a nuestras malas acciones, actitudes y palabras.

No tenemos posibilidad de construir una vida matrimonial saludable cuando nos convertimos en investigadores de las fallas de nuestro cónyuge e intentamos construir su vida de la forma que deseamos. No construiremos bíblicamente la relación matrimonial sometidos a lo que nuestro cónyuge desea y tampoco haciendo lo que nosotros deseamos, aunque Dios piense lo contrario.

Compromiso:

Señor, me comprometo a no exigir que la relación matrimonial se construya de acuerdo con mis ideas ni permitir que se construya basada en las ideas de mi cónyuge. Me esforzaré por construirla basada en tus principios.

LECTURAS BÍBLICAS: Salmo 127:1, Proverbios 24:3-4

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