Noviembre 28

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

PROVERBIOS 19:18  LA DEMOCRACIA DAÑA LA FAMILIA

“Todo padre cristiano debe ser un entrenador bíblico de sus hijos debe ejercer su autoridad sabia y bíblicamente y no criar a sus hijos democráticamente.”

No todos los entrenadores cumplen sabiamente su función. Algunos son malos, otros son conflictivos, otros cumplen su función solo por el dinero, otros tienen buena intención, pero muy mala preparación y otros simplemente porque fueron buenos jugadores creen que pueden ser buenos entrenadores. Algo parecido ocurre en la vida familia pues también existen quienes por haber sido buenos hijos creen que automáticamente serán buenos padres, muchos sin preparación intentan cumplir una función tan difícil y cuyas formas de ejercerla no fue diseñada por los hombres sino por Dios.

Un padre nunca debe permitir que la familia se transforme en una democracia pues no es el diseño divino. El estilo democrático, aunque muy aceptado por la sociedad, no es bíblico. Los hijos nunca deben tener la misma autoridad de los padres ni son parte de las decisiones. Los padres sin duda deben respetar los derechos y la dignidad de los niños, pero son los padres y no los hijos los que establecen las reglas claras, la moral, las metas y planes de la vida familiar.

La mentalidad humanista dice que las reglas deben estar apoyadas en el razonamiento de los miembros de la familia, pero la ética bíblica nos dice que las reglas, obligaciones, relaciones, recompensas y sanciones deben tener como fundamento la Biblia y ser ejecutadas por los padres que han sido designados por Dios como la máxima autoridad.

La comunicación con los hijos debe ser frecuente y abierta, se deben escuchar los gustos, las ideas y los puntos de vista de los hijos y se les debe permitir que expresen su propia opinión, pero las determinaciones finales las toman los padres. El líder democrático es participativo o igualitario, pero el padre bíblico ama, respeta, trata dignamente, pero él es la autoridad final y debe ser respetado.

Los humanistas toman al padre como una referencia, pero no como un experto que es encargado de la familia. Y aunque ningún padre es experto desde el inicio, debe prepararse para convertirse en uno que conoce bíblica y profesionalmente sus derechos y responsabilidades y también las de sus hijos. El padre democrático que distribuye el poder entre los miembros de su familia y que permite que participen en la toma de decisiones sin ser la autoridad final crea un vacío que no puede ser llenado por otro miembro de la familia. El padre debe ejercer su autoridad bíblicamente teniendo cuidado de no caer en el autoritarismo que es tan perjudicial como la ausencia de autoridad.

Los padres deben tener la autoridad de imponer con amor y respeto las leyes y la moral que son parte de la sociedad familiar. Los padres demócratas negocian con niños no aptos ni capacitados para ello. La democracia familiar no es bíblica, es por Dios condenada y por la familia cristiana nunca debe ser practicada.

Compromiso:

Señor, me comprometo a eliminar toda idea y acción que en la familia demuestre una democracia y aprender cómo aplicar la autoridad bíblica que Dios exige.

LECTURA BÍBLICA: Proverbios 19:18

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