Noviembre 26

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

MATEO 22:39  UNA MADRE QUE SE AMA A SÍ MISMA

“La madre que cumple el diseño divino no solo se preocupa de aportar a la satisfacción de las necesidades genuinas de sus hijos y esposo, sino que también se preocupa de su persona saludablemente dando importancia a sus necesidades personales y satisfaciéndolas integralmente.”

En medio de tantas ocupaciones muchas madres cometen el error de no preocuparse de sí mismas. Dios demanda que seamos buenos mayordomos de nuestro cuerpo y por ello, la madre tiene el deber de aprender a amarse a sí misma. Debe conocer las necesidades que Dios puso en ella y satisfacerlas de la manera que Dios ha determinado.

Son sabias las madres que se preocupan de satisfacer sus necesidades con pleno conocimiento y responsabilidad. Despreocuparse de sí misma, anularse nunca es bueno. Dedicarse a atender a sus hijos al punto de ignorar su desarrollo y cuidado integral es un serio error. No es un acto de amor hacer el bien a todos autodestruyéndose. Dios manda a los maridos a que amen a sus esposas como a sí mismos, y esa orden tiene la misma validez para la esposa. Es que la persona que no sabe amarse a ella misma y que ignora el cuidado sabio de su vida, no puede cuidar sabiamente de los demás. La madre antes de todo y después de elegir amar a Dios por sobre todas las cosas, debe aprender bíblicamente a amarse a sí misma no como ella se imagina, sino como Dios ha determinado.

Toda persona debe aprender a amarse a sí misma como Dios le ama y exige. Debemos tener un adecuado sentimiento de nuestra auto dignidad, un sentido adecuado de auto amor, debemos tener una adecuada auto estima. Las madres que se cuidan a sí mismas sin descuidarse de sus cónyuges y sus hijos son un gran aporte para la vida familiar.

Podemos decir con claridad que el amor bíblico adecuado en la vida conyugal se inicia cuando tenemos un amor genuino y bíblico por Dios y un amor genuino y bíblico por nosotros mismos. Generalmente no damos el valor que otras personas tienen cuando no hemos aprendido a darnos a nosotros el valor que Dios nos da. La mujer es una persona de valor y dignidad y así debe vivir. Cuando entendemos que nosotros somos criaturas dignas de respeto y que tenemos valor y dignidad, cuando sabemos cuidarnos y protegernos, cuando sabemos aceptar todo lo que contribuye a nuestro bienestar integral y rechazar con amor y firmeza todo lo que nos puede destruir o herir, somos buenos mayordomos y estamos listos para hacer lo mismo con las demás personas.

Dios es tan sabio que ordena que los maridos amen a su mujer como a sus mismos cuerpos y la razón la entrega en este versículo:

"Porque nadie aborreció jamás a su propia carne…" Esa orden también debe ser obedecida por la mujer porque no es pecado amarse a sí mismo como Dios exige, pero es un pecado amarse a sí mismo ignorando los principios que Dios exige.

Compromiso:

Señor, me comprometo a comprender bíblicamente como Tú exiges que me ame y hacer todo esfuerzo por amarme como Tú me exiges.

LECTURAS BÍBLICAS: Mateo 22:39, Romanos 12:3

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