Octubre 23

Transformación: Principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

HEBREOS 12:1-4   SEÑOR: RESUELVO CORRER MI CARRERA CON PACIENCIA Y PERSEVERANCIA

“Los obstáculos, las presiones, las pruebas y los enemigos de la fe no nos impedirán seguir corriendo la carrera por Dios si la corremos con confianza, perseverancia y la paciencia que nos diseñada permite correr con excelencia.”

Cuando Pablo dice que los atletas de todo se abstienen seguramente se refería a los atletas que participaban en los Juegos Olímpicos de la antigua Grecia llamados Los Juegos Ístmicos porque se celebraban en el istmo de Corinto,

Los atletas estaban sujetos a un período de entrenamiento de diez meses. Debían observar una dieta estricta, que les prohibía comer manjares y beber vino. Tenían que vivir con comida saludable y abstenerse de dulces. Tenían que ejercitarse a las horas señaladas en el gimnasio, hiciera frío o calor, y descansar lo necesario. Debían vivir aislados de sus esposas y privados de las cosas placenteras de la vida. Si el atleta no entrenaba de acuerdo con las reglas, era descalificado.

La orden bíblica es que “corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante.” (Hebreos 12:1)

La enseñanza es que:

Quienes desean vivir la vida de éxito y legado que Dios espera que vivamos deben correr la carrera con paciencia y una actitud de perseverancia.

Comprenda que debe depender totalmente de Dios y de su obediencia a las órdenes de su entrenador. No se desespere cuando las cosas no salgan como usted quiere. Nuestro deber es seguir corriendo la carrera de la forma que Dios quiere que corramos independientemente de las adversidades que enfrentemos.

No se desespere si todo no sale como esperaba, no se desanime si no consigue todo lo que quería, no se desespere por las cosas que no puede cambiar, no se amargue si no tiene todo lo que espera, ni se resienta porque en su caminar cristiano ha tenido que experimentar enfermedades, tragedias, muerte de seres queridos, pérdidas financieras, accidentes, etc. Recuerde que Dios nunca prometió que las enfermedades, muertes, accidentes, tragedias, pestilencias solo afectarían a los no cristianos. Todos somos seres humanos caídos, débiles, mortales. Pero el mismo Dios Padre que estuvo con su Hijo Jesucristo en medio de sus dolores, tragedias y hasta su muerte, es el mismo Dios soberano que nos acompaña a nosotros para que sigamos corriendo con paciencia sin perder el ánimo.  Esto nos recuerda el escritor de Hebreos: “Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo.” (Hebreos 12:3)

La única manera que podemos correr con alegría esta carrera es permitir que las cargas innecesarias y destructivas y nuestros pecados sean traspasados a Cristo. El peso de nuestro pecado y del pecado de otros que pecan contra nosotros debe ser puesto sobre Cristo porque la orden es “quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar”.

Que nada lo haga salirse del curso que Dios determinó para su carrera, aunque su pastor, su amigo, su cónyuge, los hijos, amigos o padres no quieran correr como Dios ordena o abandonen la carrera que Dios les ha asignado.

Compromiso:

Señor, me comprometo a correr mi carrera con paciencia y perseverancia, aunque otros la abandonen.

LECTURAS BÍBLICAS: 1 Corintios 9:24-26, Hebreos 12:1-4

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