Junio 28

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

Quincuagésima primer semana: El pecado: sus raíces, nuestras consecuencias y nuestra victoria.

1 TIMOTEO 3:8-9  TODOS TENEMOS UNA CONCIENCIA, AUNQUE USTED NO COMPRENDA

“Dios entregó una conciencia a todo ser humano y está es tan elemental como elemental es el conocimiento bíblico de la persona. Ella no tiene moralidad, es un reflejo de la moralidad que nosotros hemos adquirido en nuestro sabio entrenamiento en la Palabra de Dios.”

Dios ha dado una conciencia a todo ser humano y eso afirma Pablo en 2 Corintios 4:2 cuando escribe: “Por el contrario, exponiendo claramente la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo hombre a la vista de Dios”.

Todo hombre tiene una conciencia porque Dios quiere que los hombres elijamos lo que es correcto, que tengamos un sistema que nos acuse y evitarnos el daño que se produce cuando pecamos. La conciencia no nos quita la libertad de elegir porque podemos ignorarla, pero sí refleja los principios divinos que conocemos y en base a ellos nos testifica donde hemos fallado.

La conciencia nos ruega que hagamos lo que creemos que es correcto y nos motiva a que no hagamos lo que nosotros creemos que es malo. Pero la conciencia no es lo mismo que la voz de Dios o la ley de Dios. Es una facultad humana que juzga nuestras acciones y pensamientos a la luz del más alto nivel que la persona puede percibir y de acuerdo con lo que ha comprendido de la ética divina. Cuando violamos lo que nuestro conocimiento dice que es malo, la conciencia nos condena, produciendo vergüenza, angustia, arrepentimiento, consternación, ansiedad, e incluso miedo. Por el contrario, cuando seguimos lo que sabemos que es bueno por la presión de la conciencia, experimentamos alegría, bienestar, serenidad, respeto por sí mismo. La conciencia depende del conocimiento que existe dentro de uno mismo.

Hoy la gente intenta suprimir, ignorar, silenciar su conciencia pues le creen a los humanistas que les dicen que la verdadera culpa de su mal comportamiento no es su pecado sino los traumas de la infancia, les dicen que no están realizando malas elecciones sino que están forzados a vivir con dependencias, en perversión sexual, u otros vicios por enfermedades o ciertas condiciones que tienen o por culpa de la sociedad.

La Biblia nos enseña que aun la conciencia más corrompida y totalmente silenciada no permanecerá en silencio para siempre. Un día todos seremos enjuiciados por Dios, el juez justo y la conciencia testificará contra el pecador. La conciencia no es perfecta ni nos revela ni nos enseña sobre el bien o el mal, sólo nos hace responsable de lo correcto o incorrecto que nosotros conocemos. Cuando obtenemos conocimiento bíblico, tenemos estándares y esos estándares son los que la conciencia nos exige que cumplamos

Piense en la conciencia como si fuera una claraboya, por donde pasa la luz y no como un foco que genera luz.  Ella será tan efectiva como grande y sabia sea la luz pura de la verdad a la que la exponemos y cuando no le entregamos verdades, conocimiento bíblico, ética, se mantiene sin funcionar o se mantiene como una conciencia débil. Dios nos manda a vivir con una conciencia limpia.

Compromiso:

Señor, me comprometo a seguir estudiando la Palabra de Dios con líderes sabios y bíblicos para elevar mi conocimiento de la verdad para que mi conciencia pueda acusarme a un más alto nivel.

LECTURA BÍBLICA: 1 Timoteo 3:8-9

 

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