Junio 25

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

Quincuagésima primer semana: El pecado: sus raíces, nuestras consecuencias y nuestra victoria.

ISAÍAS 59:2   EL PECADO NOS SEPARA DE DIOS, AUNQUE USTED NO LO CREA

“Aunque la religión humanista y los psicólogos y siquiatras modernos nieguen la existencia del pecado, sus efectos se ven con claridad en la sociedad.  Solo los cristianos verdaderos no solo creemos en la existencia del pecado sino también, en que Jesucristo es la cura para todo acto de maldad.”

Los enemigos de la fe de toda profesión quieren terminar con la verdad que dice que existe pecado en la sociedad moderna. Su meta es lógica, ellos quieren exaltar al hombre y sus ideas, gustos y pasiones, y eliminar a Dios y nuestras convicciones.

El mundo liberal moral quiere minimizar el problema del pecado, pero bíblicamente podemos decir con toda seguridad que el pecado nos separa de Dios, aunque el mundo o usted no lo crea.

El pecado es descrito en la Biblia como toda negación a conformarnos al carácter moral de Dios. Pecamos cuando rechazamos nuestra obligación de vivir bajo la ley de Dios. El pecado es la inclinación humana, la disposición del corazón para hacer lo contrario a lo que Dios nos ordena. Pecamos cuando hacemos el mal, y cuando no hacemos el bien que sabemos que debemos hacer, cuando cometemos lo malo y omitimos hacer lo bueno.

Hoy no solo existe una vacilación, en realidad más bien existe una firme resistencia, a llamar a pecado a todo lo que la Biblia llama pecado, cuando se discute el tema de los estilos de vida sexuales. Hoy algunas denominaciones que antes podían ser consideradas evangélicas, no quieren llamar pecado a la práctica de la homosexualidad, al feminismo y el aborto. Eso es precisamente lo que hace la capellana de los evangélicos en el palacio de gobierno de Chile. La brasileña recientemente nombrada capellana por el gobierno comunista chileno, Izani Bruch, es obispa, feminista, divorciada, está a favor de la legislación del aborto, defiende las opciones sexuales, dice que la Biblia no prohíbe el aborto y que no podría ser cristiana y no feminista a la vez y cree que “la salvación no pasa por como vivimos nuestra sexualidad, no pasa por nuestros méritos ni obras, pasa por nuestra fe.” Es verdad que la salvación es solo por gracia, pero quien mantiene estilos de vida pecaminosos que la Biblia condena, seguramente nunca ha recibido la salvación pues continua viviendo en pecado y en estado de rebelión.

Juan dice esto sobre el pecado: “ Todo el que peca viola la ley de Dios, porque todo pecado va en contra de la ley de Dios;  y ustedes saben que Jesús vino para quitar nuestros pecados, y en él no hay pecado.  Todo el que siga viviendo en él no pecará; pero todo el que sigue pecando no lo conoce ni entiende quién es él.” (1 Juan 3:4-6)

El pecado no es como una enfermedad que unos contraen y otros escapan. Algunos pueden pensar con aire de superioridad moral que son mejores que otros debido a su apariencia exterior, pero la Biblia dice. “No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). Y el profeta Isaías dice: “Son sus pecados los que los han separado de Dios. A causa de esos pecados, él se alejó y ya no los escuchará.” (59:2)

Compromiso:

Señor, me comprometo a luchar con todas mis fuerzas por evitar los pecados pues indudablemente producen una barrera de separación que no debo permitir.

LECTURAS BÍBLICAS: Isaías 59:2, Romanos 3:10, 1 Juan 3:4

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