Diciembre 26

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

NÚMEROS 23   DECLARACIONES DEL SEÑOR VERSUS SUS DECLARACIONES

“Dios nunca prometió que nosotros obtendríamos todo lo que declaremos y que nuestra sola declaración tendría el poder de ejecución o transformación. Solo a Dios se le cumple todo lo que Él declara pues no es hombre para que mienta.”

Existen predicadores que le enseñan que todo lo que tiene que hacer para tener lo que desea es declarar su victoria porque la palabra que usted decreta tiene poder. Creer que por mi sola declaración puedo obtener lo que declaro es una afrenta contra la soberanía de Dios. Si declarar fuera una fórmula bíblica, todo lo que declaramos debería ocurrir y eso no es verdad. Dios es quien permite todo lo que ocurre y quien provoca determinadas experiencias, aunque sean dolorosas, pero Él siempre tiene en mente nuestro bien. Dios no está al servicio de nuestros caprichos y tampoco es un plebeyo de nuestras órdenes.

Cuando el rey Balac insistió en que Balaam maldijese al pueblo de Israel, el profeta respondió: Pero ¿cómo puedo maldecir a quienes Dios no ha maldecido? ¿Cómo puedo condenar a quienes el Señor no ha condenado? (Números 23:8)

Ningún pastor, profeta, o apóstol tiene la autoridad para “declarar” lo que Dios va a hacer, según Job solo Dios es el que da y el que quita (Job 1:21). Los llamados por Dios tenemos la misión de advertir, guiar, comunicar, podemos orar, pedir, interceder, y notificar la bendición divina, pero no tenemos derecho de decretar algo para ordenarle a Dios que haga lo que nosotros deseamos.

Dios pone bendición y maldición delante de todos sus hijos y solo los obedientes reciben los beneficios ofrecidos a los fieles. Las bendiciones que disfruta el creyente dependen exclusivamente de la gracia de Dios en Cristo. Pablo dice: "Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo." (Efesios 1:3). Pedro nos advierte que si no tenemos una relación matrimonial saludable aun nuestras oraciones serán estorbadas y cuanto más será estorbada una declaración de bendición, cuando vivimos en desobediencia.

Ninguna cantidad de decretos le traerá prosperidad y éxito en el nuevo año si no vive en santidad y aunque viva en santidad, Dios es soberano para decidir si tenemos o no lo que tanto anhelamos o necesitamos. Dios ordena que, en todos sus planes, en la elección de todas sus relaciones, en todas las metas que se proponga, en todo lo que haga, sea de palabra o de hecho lo haga para la gloria de Dios, es decir, debe comportarse con tal santidad que sus palabras, actitudes y conductas, traigan de verdad la gloria al Señor que demanda santidad.

Compromiso:

Señor, me comprometo a luchar para que en este nuevo año viva en santidad con la ayuda del poder de tu espíritu y mi aplicación de la verdad.

LECTURA BÍBLICA: Números 23, Efesios 1:3

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