Marzo 27

Transformación: Principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

Trigésima séptima semana:De la discordia a la concordia, cómo aplicar la gracia para enfrentar los conflictos naturales de las relaciones interpersonales.

PROVERBIOS 28:13 CONFESIÓN A DIOS SIEMPRE Y A LOS DEMÁS CUANDO ES PRUDENTE

“Sin una sabia evaluación y admisión de las faltas cometidas no puede existir la confesión por Dios exigida y sin la confesión sincera primordial no puede existir el arrepentimiento esencial.”

Hay una suposición general de que todos los secretos son malos. Y es una regla general bastante confiable que la honestidad es mejor con las personas que amas porque los secretos pueden interponerse cuando se trata de tener intimidad real. Pero hay algunas razones por las que, a veces, sincerarse puede hacer más daño que bien. No estoy hablando de pequeños secretos, aunque en realidad una pequeña falla puede ser grave para la otra persona. Por supuesto que creo que pequeños errores y pecados deben ser seriamente tratados específicamente con Dios por la persona que quiere vivir en santidad y porque no hay pecado que por Dios no sea disciplinado. Pero no todos los malos pensamientos y aun pecados tienen que ser confesados a los cónyuges. Todos pecamos mentalmente y nuestro deber es admitir nuestra culpa, confesarla delante de nuestro Dios omnisciente que conoce todo, pedir perdón y seguir luchando para no volver a cometer el mismo pecado y obviamente, no hacerlo una costumbre. Porque Dios perdona todo pecado que es confesado y abandonado. Por ejemplo, si usted aceptó un piropo indebido de algún compañero de trabajo y no lo confrontó por lo indebido de sus avances y siente culpa, debe sentirla y no volver a permitirlo, pero no necesita confesarlo a su cónyuge. Si en su relación de negocios conoció a una mujer y dio más miradas de las naturales y de alguna manera la codicio en su corazón, usted pecó delante de Dios, y debe arrepentirse, pero no necesita confesar a su cónyuge todos los malos pensamientos que ha tenido. Solo recuerde que lo más difícil debe ser confesar a Dios pues nuestro cónyuge o sabe si seguimos en el pecado confesado, pero Dios sí.

Hay pecados serios que cristianos me han confesado como adulterios cometidos en el pasado y que no necesitan ser confesados a su cónyuge pues la persona realmente se arrepintió y no ha vuelto a ese pecado, ni tiene la más mínima intención de volver a esa relación pecaminosa. Si usted cree que la Biblia dice que el que cometió adulterio cometió pecado también debe creer lo que la Biblia dice que el que se arrepiente sinceramente y abandona su pecado ha sido por el mismo Dios perdonado. Si usted cometió un adulterio en el pasado y no ha podido sanar pese a su confesión a Dios y mantiene una permanente sensación de culpabilidad es posible que la culpa se origine en su mente porque a veces es muy difícil perdonarse a uno mismo. O puede ser Satanás que se encarga de acusar a los hermanos para que se sigan sintiendo culpable constantemente a pesar de que han sido perdonados para que sigan viviendo infructíferamente. En ese caso usted debe buscar un consejero, un pastor y confesar y recibir la instrucción de que la culpa que proviene del Espíritu Santo sólo se mantiene hasta que la persona se arrepiente genuinamente.

No siempre debemos confesar a otros nuestros pecados, pero siempre debemos confesar todos nuestros pecados al Dios que todo lo conoce y al cual le hemos fallado.

Compromiso:

Señor, prometo hacer todo esfuerzo por confesar todos mis pecados a ti porque Tú todo lo conoces. Seré sabio al confesar a los demás mis pecados cometidos contra ellos cuando son esenciales para sanar la relación interpersonal.

LECTURAS BÍBLICAS: Proverbios 28:13, Salmo 32:1-5

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