Marzo 25

Transformación: principios para transformar su vida en un año, un día a la vez.

Trigésima séptima semana:De la discordia a la concordia, cómo aplicar la gracia para enfrentar los conflictos naturales de las relaciones interpersonales.

SALMO 15:1-5 SEPARÁNDONOS DE LOS DESCARADOS

“En ciertos conflictos y pese a nuestro arrepentimiento o sabia confrontación, algunos eligen la rebelión y pese a nuestro intento de restauración, eligen descaradamente mantener el pecado y de ellos debemos mantenernos separados.”

Tristemente muchos cristianos no tienen clara conciencia de cuán peligroso y pecaminoso es no confrontar los conflictos de acuerdo con la orden divina. Muchos cristianos no entienden que cuando mantienen conflictos serios y que son destructivos y nos buscan la solución bíblica, no sólo crean una barrera con las personas en conflicto, sino también ponen una muralla en su relación con Dios. Pero otros, no entienden que en ciertos momentos debemos despreciar el descaro de los descarados.

El salmista escribe: “Señor, ¿quién puede adorar en tu santuario? ¿Quién puede entrar a tu presencia en tu monte santo? Y luego menciona quienes no tienen libertad para adorar a Dios porque actúan en rebelión y menciona a “Los que desprecian a los pecadores descarados, y honran a quienes siguen fielmente al Señor y mantienen su palabra, aunque salgan perjudicados… (Salmos 15:1-5).

Nuestra obligación es despreciar el pecado de los pecadores descarados. Algunas personas, no quieren arreglar los conflictos y con descaro lo acusan a uno de no actuar bien pese a que uno ha seguido todos los pasos bíblicos. Descarado es quien actúa o que se expresa con descaro, el que tiene la desfachatez de acusar a los demás y no aceptar su culpabilidad. El que, pese a nuestra humildad y sinceridad para tratar de arreglar los problemas, nos faltan el respeto y aun son atrevidos. Dios se alegra, Dios acepta la adoración, la alabanza de los santos que saben despreciar la maldad de los descarados. No debemos maltratar a los descarados ni despreciar el valor que tienen como persona, pero si despreciar su rebelión y así despreciamos las acciones despreciables de las personas. No debemos ser descarados con los descarados, debemos saber confrontar e incluso denunciar, o perseguir legalmente o alejarnos de los descarados, pero no tenemos derecho a tratarlos como personas sin valor y dignidad.

Muchos creen que Jesús no despreciaría a los pecadores y tienen razón, pero no debemos olvidar que Él si despreció sus pecados. Jesús llamó a unos “ciegos” a otros “tontos”. Llamó a los escribas y fariseos “tumbas blanqueadas”, “serpientes”, “víboras”, “hipócritas”, “tumbas sin marcar”, “hijos del infierno” y “asesinos” (Mateo 23, Lucas 11).

Jesús fue amoroso y compasivo, pero no tuvo reparos en llamar a los pecadores por su nombre ni tuvo temor de confrontar a quienes debía. El apóstol Pablo instruye a los Corintios que excomulguen o saquen de la iglesia a quien había elegido la inmoralidad sexual (1 Corintios 5:1-5).

Compromiso:

Señor, decido aprender a tener compasión con los que se quieren relacionar con gracia y a despreciar las acciones y separarme de los pecadores que desprecian tu gracia y elijen la rebelión.

LECTURAS BÍBLICAS: Salmo 15:1-5, 1 Corintios 5:1-5

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